La generalización de las operaciones de pago realizadas mediante tarjetas de crédito y débito ha provocado un aumento significativo del fraude en su utilización. Estos fraudes se pueden cometer: en comercios (mediante la presentación de una tarjeta ajena obtenida ilícitamente para el pago de un bien o servicio), a través de redes telemáticas (mediante la realización de operaciones de pago en internet por quien no es titular de la tarjeta utilizando los datos obrantes en ella) o en cajeros automáticos (empleando una tarjeta ajena para extraer de manera no consentida cantidades de dinero en cajeros automáticos).
Para consumar estos fraudes, una práctica habitual entre los delincuentes es la de “clonación de tarjetas”, que consiste en realizar una copia o almacenamiento de datos de nuestra tarjeta para después usarla de manera fraudulenta suplantando nuestra identidad. Para llevar a cabo el clonado de tarjeta se utiliza un pequeño aparato llamado Skimmer de bolsillo, un aparato realmente pequeño y difícil de detectar cuyo funcionamiento es muy sencillo. Es un aparato que utiliza la tecnología usada por los cajeros automáticos para leer la banda magnética de las tarjetas. En este caso se realiza la lectura pasándola por una pequeña ranura y los datos quedan almacenados para transferirlos posteriormente a un ordenador.
Esto puede pasar en cualquier comercio mediante hábiles movimientos de mano y juegos de despiste si, por ejemplo, el cajero comprueba que el lector no funciona así que lo pasan por otro que, ahora sí, acepta el cargo. La persona encargada del comercio podría esconder un Skimmer en el primer terminal y haber realizado la copia delante de nuestros ojos. También nos pueden copiar los datos al pasar la tarjeta por un cajero que haya sido manipulado para esconder el Skimmer o si perdemos o nos roban
https://portaley.com/2017/07/delito-estafa-la-clonacion-tarjetas-bancarias/
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